La ansiedad dental es una fobia bastante común entre los pacientes, sobre todo durante la infancia. El ruido de los utensilios, la vestimenta del dentista, el olor del consultorio… Estos y más factores pueden generar sensaciones extrañas en el cuerpo, hasta el punto de producir una sensación de miedo insoportable. Es posible que el temor se vaya apaciguando con los años, pero en algunos casos… La cosa persiste. Según estudios científicos centrados en la temática, alrededor de un tercio de adultos en el mundo padecen ansiedad dental (1 de cada 10). Este problema debe tratarse de inmediato, ya que puede afectar a la salud bucodental del paciente: no acudir al dentista cada seis meses puede acelerar la aparición de determinados problemas: la acumulación de placa bacteriana puede provocar gingivitis e incluso periodontitis, la primera causa de pérdida de dientes.
Los dentistas en Clínicas Propdental, profesionales desde hace ya muchos años, han tratado múltiples casos de ansiedad dental. Hay diferentes estrategias que se aplican en función del grado de ansiedad, todas ellas igual de efectivas. Antes de explicarlas, cabe distinguir entre dos tipos de ansiedad dental: leve y grave. En el primer caso, el paciente muestra incomodidad y nerviosismo, pero está lejos del pánico y, en el segundo, el paciente sí que vive episodios de auténtico terror. Evidentemente, las soluciones en ambas circunstancias son diferentes, como también lo es el grado de implicación del profesional y la severidad de las medidas que hay que tomar. Para que te familiarices con lo que hacemos en nuestros centros dentales, te explicamos nuestras estrategias para la ansiedad dental leve y la ansiedad dental grave. Recuerda que, además del compromiso del dentista, también debes aportar tu granito de arena y luchar para vencer finalmente el miedo.
Trucos para superar la ansiedad dental leve
- Hablar con el dentista: no nos referimos a informarle de tus sensaciones, sino a conversar con el odontólogo para que entienda lo que padeces y pueda ser empático contigo. Explicarle tus inquietudes y descubrir con él aquello que las motiva es muy útil para desahogarse y coger confianza con la persona que te está tratando. Recuerda que conseguir un vínculo relacional potente asegura calma, tranquilidad y, sobre todo, seguridad.
- La respiración: respirar profundamente es la técnica más rápida y efectiva para conseguir una actitud relajada. Tranquiliza tu mente…. Descubrirás que es fantástico cuando la incomodidad y la ansiedad dental se desvanecen pausadamente. Las técnicas de respiración más sencillas simplemente implican inhalar por la nariz y exhalar por la boca durante tres segundos.
- Técnicas y ejercicios de relajación: hay diferentes técnicas de relajación que pueden serte útiles. Puedes llevarte tu música favorita en el consultorio, por ejemplo, o escuchar la radio mientras te estén llevando a cabo un tratamiento determinado. Si el dentista no puede conversar contigo y tú tienes inhabilitada la boca, puedes pedirle a la enfermera que te cuente la historia de su vida. Seguro que así te distraerás.
Trucos para superar la ansiedad dental grave
- Asesoramiento profesional: cuando ya hemos pasado al estadio avanzado, lo más recomendable es recibir asesoramiento profesional. Puedes contactar con algún psicólogo de confianza y explicarle tus fobias, para así tratarlas desde la raíz. Podrás analizar las causas que provocan tu ansiedad dental y tendrás más pistas para acabar definitivamente con ella.
- Redes de apoyo: también puedes contactar con personas que pasan por tu misma situación. Recuerda que las redes de apoyo son fundamentales para ver que, realmente, es un problema común y que mucha gente padece. Si conectas con personas afines, podréis incluso superar juntas estas circunstancias tan amargas.
- Sedación consciente: aunque no es la opción ideal para los pacientes que padecen ansiedad dental grave, la sedación consciente se suele utilizar. Sus resultados, eso sí, son admirables. Relaja el cuerpo, tranquiliza la mente y traslada al paciente a un mundo sin preocupaciones. ¿En qué consiste este método? Se suministra la sustancia y, a pesar de que el paciente puede ver todo lo que ocurre y está, como indica el propio nombre, consciente, no nota absolutamente nada, ningún tipo de dolor ni incomodidad. Puede suministrarse de diferentes maneras: por vía oral (un comprimido que se traga) o por vía intravenosa (una inyección en la parte posterior de la mano, habitualmente).