El seno maxilar es el mayor de los senos paranasales y es el primero que se desarrolla en la especie humana. El seno maxilar es una estructura noble y es muy importante conocer su anatomía para realizar los injertos de hueso necesarios para colocar implantes dentales cuando hay falta de hueso en esa zona debido a la neumatización que se produce después de la pérdida de dientes.
En el individuo adulto, el seno maxilar tiene forma de pirámide cuadrangular que ocupa la parte central de la apófisis piramidal del hueso maxilar superior, cuya base está constituida por la pared nasal lateral y cuyo vértice se orienta a la apófisis cigomática.
Se origina en el tercer mes del desarrollo embrionario a partir de una evaginación lateral del epitelio del meato medio nasal. Antes del nacimiento, se produce un segundo proceso de neumatización. En el recién nacido, persiste como una pequeña cavidad lateronasal, situada encima de la yema del primer molar decidual.
Durante la infancia, experimenta una expansión gradual que guarda relación con la presión ejercida por el globo ocular, la tensión de la musculatura facial superficial, del paladar blando y de los músculos masticatorios, la presión diferencial intra-estrasinusal y la erupción dentaria.
El mayor desarrollo del antro coincide con la erupción de la dentición permanente, llegando a su máxima neumatización con la erupción de los terceros molares o cordales, a los 16-21 años.
El suelo del seno maxilar se mantiene en estrecha relación con los ápices de los molares y premolares superiores, que están separados de la cavidad sinusal por una fina capa de 5 a 8 mm, aunque pueden estar en contacto directo en casos de reabsorción severa.
La pared superior está constituida por el suelo orbitario; la pared anterior está conformada por la cara facial del hueso maxilar superior por detrás de la eminencia canina; la pared posterior corresponde a la pared anterior de la fosa pterigo-maxilar; la pared inferior está conformada por las apófisis alveolar y palatina del hueso maxilar, ubicándose por debajo del nivel del suelo de las fosas nasales en una distancia variable que puede llegar a ser hasta de 10 mm.
El sistema de drenaje se localiza en la cara antero-superior de la pared medial y está constituido por un ostium y un infundíbulo de 7-10 mm de longitud y de varios milímetros de diámetro. Este conjunto de estructuras reciben el nombre de unidad osteomeatal, y comunica el seno maxilar con la cavidad nasal a nivel del meato medio.
La irrigación del seno maxilar proviene de ramas de las arterias facial, maxilar interna, infraorbitaria, esfenopalatina y palatina mayor.
El drenaje venoso se dirige fundamentalmente hacia el plexo pterigoideo y hacia la vena facial.
El drenaje linfático se realiza, a través de la cara, hacia los colectores ganglionares submandibulares. La inervación proveniente de las ramas de la segunda división del trigémino a través de los nervios dentarios posteriores, medio y anteriores, nervio palatino mayor y nervio infraorbitario.
Autor del texto: Dr Dario Vieira Pereira
Licenciado en odontología. Se ha especializado con el Máster en Cirugía e implantología por la Universidad de Barcelona, y completó su formación con el Diploma de Estudios Avanzados en la Facultad de Odontología de la misma Universidad. Licenciado en Odontologia 1996-2001 Master de cirugía bucal e implantología bucofacial, Facultad de odontología, Universidad de Barcelona 2001-2004 Diploma de estudios avanzados del Doctorado con clasificación de excelente 2006.