¿Alguna vez has recibido un empaste o una corona y te ha provocado una sensación poco natural en tu boca? Quizá era fino como los demás, no era puntiagudo y encajaba bien en la mordida. Pero a pesar de todo ello, era ‘diferente’. Al principio lo tocabas constantemente con la lengua y pensabas que nunca te adaptarías a él.
¿Recuerdas que pasó? Te olvidaste de él. Al cabo de uno o dos días ya no lo notabas como nuevo. ¿Cómo puede ser que suceda esto? De hecho, es lo más normal del mundo y significa que tu sistema nervioso funciona a la perfección.
La adaptación natural o adaptación sensorial es un cambio se produce al cabo de un tiempo como respuesta del sistema sensitivo a los estímulos constantes. Una manera mucho más técnica de decir que el cuerpo “se acostumbra” a ello. Y es que nuestro sistema sensitivo no para de recoger información que envía constantemente a nuestro cerebro. Una información que no puede ser relevante toda al mismo tiempo, con lo que el cerebro filtra aquella que no es importante para hacernos sentir la nueva o a la que no nos hemos acostumbrado.
Una vez el cerebro o el sistema sensitivo han averiguado cuál es la información importante del momento, la filtra. De modo que el cerebro puede centrarse en el input sensitivo más importante que debemos sentir.
Hay un ejemplo muy claro de esta situación. Cuando te bañas en invierno en un agua que está muy fría, sea un lago o el mar, al principio esta parece helada, algo que no vas a poder soportar. Notas en tu piel como si miles de agujas la estuvieran perforando. Pero una vez estás dentro y tu cuerpo se va acostumbrando, parece como si el agua se hubiese calentado un poco. Nada más lejos de la realidad, ya que lo que pasa ciertamente es que tu cuerpo se acostumbra a esa temperatura.
Seguramente existen razones de supervivencia animal detrás de este funcionamiento de nuestro cerebro, ya que si estuviéramos mucho rato en el agua helada, probablemente esto podría perjudicar nuestra salud. Por este motivo, cuando la temperatura que nos rodea se sale de unos parámetros, el cerebro lo interpreta como una amenaza para nuestro cuerpo, algo que se reduce al cabo de un rato, cuando el cerebro empieza a centrar su atención en otros estímulos.
Así que, volviendo al empaste o a la corona dental, al principio parecen nuevos durante un tiempo porqué notamos constantes y diferentes estímulos respecto a lo que nuestro cuerpo estaba acostumbrado. Si no produce ningún problema, al cabo de muy poco tiempo nuestro cuerpo dejará de prestar atención a estos estímulos y ya no notaremos sensaciones extrañas con nuestros labios, mejillas o lengua. Con el tiempo, el nuevo empaste o corona será sentido de manera completamente normal. Cuando se utilizan coronas provisionales, los pacientes se suelen acostumbrar a ellas antes de colocar la corona definitiva, de modo que deben de pasar por esta incomodidad dos veces.
Así que la próxima vez que vayas al dentista para recibir un empaste, una corona, o cualquier otro tratamiento que cambie alguna cosa en tu boca y tu lengua no para de recordarte que está pasando algo raro ahí dentro, recuerda que es como el ejemplo del baño con agua fría. Al cabo de un tiempo, te acostumbrarás y no notarás nada raro.
Lo que hemos explicado hasta ahora es aplicable en aquellos casos en que los empastes o las coronas se llevan a cabo sin problemas y consiguiendo una buena fijación. Si al cabo de unos días (el dentista te dirá cuantos en cada caso) la sensación de rareza no mejora y persiste provocando incomodidad o dolor, quizá haya algún problema de adaptación que deba solucionarse.
Por esta razón, es importante mantener un contacto con el dentista de Propdental en caso que se de alguna situación de la que el odontólogo no te hubiera informado previamente. Una llamada telefónica puede bastar para desmentir cualquier inconveniente o fijar una cita para arreglar un posible problema.
Autor del texto: Dr Dario Vieira Pereira
Licenciado en odontología. Se ha especializado con el Máster en Cirugía e implantología por la Universidad de Barcelona, y completó su formación con el Diploma de Estudios Avanzados en la Facultad de Odontología de la misma Universidad. Licenciado en Odontologia 1996-2001 Master de cirugía bucal e implantología bucofacial, Facultad de odontología, Universidad de Barcelona 2001-2004 Diploma de estudios avanzados del Doctorado con clasificación de excelente 2006.