Oclusión no fisiológica y oclusión terapéutica

Oclusión no fisiológica y oclusión terapéutica
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Los aspectos clínicos concernientes al tratamiento de problemas oclusales siempre están en permanente debate; no todos los autores están de acuerdo en cuando debe de iniciarse un tratamiento. Existen escuelas marcadamente intervencionalistas y otras muy conservadoras en cuanto a criterios de práctica clínica terapéutica. Existe también una general aceptación de que no hay una total coincidencia entre lo que se conoce clásicamente como maloclusión y oclusión no fisiológica; como por ejemplo de ello, las clases II, II reconocidas como maloclusión, pueden ser por las especiales características de oclusión mutuamente protegida que conlleva (desoclusión en lateralidades y en protrusión a través de guía incisiva) contraproducente su tratamiento a menos que tenga en cada caso otros problemas sobreañadidos (estéticos o traumatismo oclusal). Inclusive cuando se habla de maloclusión se tiene en cuenta si es estructural: Clase II, clase III, de Angle, mordida cruzada, mordida abierta, o bien maloclusión funcional que Posselt señaló como:
  • Excesiva diferencia entre Máxima intercuspidación y posición de contacto dental en Relación Céntrica, tanto en sentido anteroposterior (deslizamiento) como lateral (contacto unilateral).
  • Contactos dentales en lado de balanceo que impidan los contactos dentales en el lado de trabajo.
  • Excesiva inclinación del canino que llega a impedir movimientos laterales de trabajo.
A estos criterios existe un consenso clínico amplio en aceptar además como interferencia en trabajo a contactos que se producen en el movimiento de lateralidad entre pares de dientes opuestos cuando no intervienen el canino y el molar estando ellos presentes en la boca. Las opiniones respecto a que las maloclusiones estructurales predisponen a maloclusión funcionales no han sido totalmente demostradas, salvo en los casos de pérdida dentaria o ausencia de dientes. Se ha intentado alcanzar un criterio amplio respecto a lo que puede considerarse una normal aceptable respecto a una oclusión no fisiológica y bajo cuyos criterios puede establecerse un tratamiento oclusal:
  • Oclusión inestable por ausencia de dientes, migración o pérdida debido a la edad.
  • Movilidad dental debido a actividad funcional o parafuncional con afectación periodontal.
  • Afectación dental debido a actividad funcional o parafuncional tal como desgaste coronal, fisuras, fracturas, alteraciones pulpares o alteraciones radiculares.
  • Signos o síntomas de disfunción craneomandibular debidos a actividad funcional o parafuncional relativos a dolor muscular, dolor articular, dolor facial.
  • Relaciones oclusales intermaxilares que afectan a la función (fonética, deglución, masticación) o a la estética.
Oclusión terapéutica La presencia de oclusión no fisiológica ha llevado a considerar distintas iniciativas en aras a devolver a esta oclusión una situación manifiestamente mejorada. Se trata, por lo tanto, mediante medidas terapéuticas de cambiar los parámetros oclusales de lo que hemos denominado oclusión no fisiológica. Existen voces de distintos autores que han puesto interrogantes ante una discriminada actitud terapéutica ante este tipo de oclusiones. Algunos de estos interrogantes que están planteados son los siguientes: ¿Debería ser considerada la estética en un adulto como factor determinante de un cambio oclusal con todo lo que ello representa? ¿Estamos lo suficientemente seguros antes de llevar a cabo un acto terapéutico de tanta intensidad y envergadura de que los beneficios que va a obtener el paciente lo justifican? ¿Tenemos los suficientes conocimientos como para poder seleccionar los parámetros que vamos a cambiar y los que vamos a mantener? ¿Son de general conocimiento y del profesional que va a llevar a cabo el tratamiento los cambios funcionales que se van a producir y su repercusión sobre la salud estomatológica del individuo con la acción terapéutica que se va a llevar a cabo? ¿Es la oclusión terapéutica nueva que vamos a proporcionar al paciente el acto más fisiológico y menos traumático que podemos llevar a cabo? ¿El cambio del contorno coronal o la adición de piezas sustituidas justifica el riesgo de caries recidivante o enfermedad periodontal? ¿Podría tomarse en consideración la no actuación terapéutica en algún paciente? La acción terapéutica lleva a cabo cambios estructurales, algunos de los cuales aún no están totalmente demostrado que pueda optimizar la salud del paciente o promover su adaptación funcional. Alguno de estos cambios estructurales son: Cambiar la relación cúspide cresta marginal por la relación cúspide fosa, la función de grupo por la disclusión canina o dar a un paciente “libertad en céntrica” En las Clínicas Propdental, consideramos el patrón oclusal de nuestros pacientes de forma individual. Para esto, se realiza un análisis estético y funcional, con lo que, a la hora del tratamiento, garantiza la satisfacción y el éxito del mismo, gracias a la “sonrisa personalizada”.

Los aspectos clínicos concernientes al tratamiento de problemas oclusales siempre están en permanente debate; no todos los autores están de acuerdo en cuando debe de iniciarse un tratamiento. Existen escuelas marcadamente intervencionalistas y otras muy conservadoras en cuanto a criterios de práctica clínica terapéutica.

Existe también una general aceptación de que no hay una total coincidencia entre lo que se conoce clásicamente como maloclusión y oclusión no fisiológica; como por ejemplo de ello, las clases II, II reconocidas como maloclusión, pueden ser por las especiales características de oclusión mutuamente protegida que conlleva (desoclusión en lateralidades y en protrusión a través de guía incisiva) contraproducente su tratamiento a menos que tenga en cada caso otros problemas sobreañadidos (estéticos o traumatismo oclusal). Inclusive cuando se habla de maloclusión se tiene en cuenta si es estructural: Clase II, clase III, de Angle, mordida cruzada, mordida abierta, o bien maloclusión funcional que Posselt señaló como:

  • Excesiva diferencia entre Máxima intercuspidación y posición de contacto dental en Relación Céntrica, tanto en sentido anteroposterior (deslizamiento) como lateral (contacto unilateral).
  • Contactos dentales en lado de balanceo que impidan los contactos dentales en el lado de trabajo.
  • Excesiva inclinación del canino que llega a impedir movimientos laterales de trabajo.

A estos criterios existe un consenso clínico amplio en aceptar además como interferencia en trabajo a contactos que se producen en el movimiento de lateralidad entre pares de dientes opuestos cuando no intervienen el canino y el molar estando ellos presentes en la boca.

Las opiniones respecto a que las maloclusiones estructurales predisponen a maloclusión funcionales no han sido totalmente demostradas, salvo en los casos de pérdida dentaria o ausencia de dientes.

Se ha intentado alcanzar un criterio amplio respecto a lo que puede considerarse una normal aceptable respecto a una oclusión no fisiológica y bajo cuyos criterios puede establecerse un tratamiento oclusal:

  • Oclusión inestable por ausencia de dientes, migración o pérdida debido a la edad.
  • Movilidad dental debido a actividad funcional o parafuncional con afectación periodontal.
  • Afectación dental debido a actividad funcional o parafuncional tal como desgaste coronal, fisuras, fracturas, alteraciones pulpares o alteraciones radiculares.
  • Signos o síntomas de disfunción craneomandibular debidos a actividad funcional o parafuncional relativos a dolor muscular, dolor articular, dolor facial.
  • Relaciones oclusales intermaxilares que afectan a la función (fonética, deglución, masticación) o a la estética.

Oclusión terapéutica

La presencia de oclusión no fisiológica ha llevado a considerar distintas iniciativas en aras a devolver a esta oclusión una situación manifiestamente mejorada. Se trata, por lo tanto, mediante medidas terapéuticas de cambiar los parámetros oclusales de lo que hemos denominado oclusión no fisiológica.

Existen voces de distintos autores que han puesto interrogantes ante una discriminada actitud terapéutica ante este tipo de oclusiones.

Algunos de estos interrogantes que están planteados son los siguientes:

¿Debería ser considerada la estética en un adulto como factor determinante de un cambio oclusal con todo lo que ello representa?

¿Estamos lo suficientemente seguros antes de llevar a cabo un acto terapéutico de tanta intensidad y envergadura de que los beneficios que va a obtener el paciente lo justifican?

¿Tenemos los suficientes conocimientos como para poder seleccionar los parámetros que vamos a cambiar y los que vamos a mantener?

¿Son de general conocimiento y del profesional que va a llevar a cabo el tratamiento los cambios funcionales que se van a producir y su repercusión sobre la salud estomatológica del individuo con la acción terapéutica que se va a llevar a cabo?

¿Es la oclusión terapéutica nueva que vamos a proporcionar al paciente el acto más fisiológico y menos traumático que podemos llevar a cabo?

¿El cambio del contorno coronal o la adición de piezas sustituidas justifica el riesgo de caries recidivante o enfermedad periodontal?

¿Podría tomarse en consideración la no actuación terapéutica en algún paciente?

La acción terapéutica lleva a cabo cambios estructurales, algunos de los cuales aún no están totalmente demostrado que pueda optimizar la salud del paciente o promover su adaptación funcional. Alguno de estos cambios estructurales son: Cambiar la relación cúspide cresta marginal por la relación cúspide fosa, la función de grupo por la disclusión canina o dar a un paciente “libertad en céntrica”

En las Clínicas Propdental, consideramos el patrón oclusal de nuestros pacientes de forma individual. Para esto, se realiza un análisis estético y funcional, con lo que, a la hora del tratamiento, garantiza la satisfacción y el éxito del mismo, gracias a la “sonrisa personalizada”.

Autor

Dr Dario Vieira Pereira

Autor del texto: Dr Dario Vieira Pereira

Licenciado en odontología. Se ha especializado con el Máster en Cirugía e implantología por la Universidad de Barcelona, y completó su formación con el Diploma de Estudios Avanzados en la Facultad de Odontología de la misma Universidad. Licenciado en Odontologia 1996-2001 Master de cirugía bucal e implantología bucofacial, Facultad de odontología, Universidad de Barcelona 2001-2004 Diploma de estudios avanzados del Doctorado con clasificación de excelente 2006.

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