El dolor neoplásico es uno de los síntomas más debilitantes para los pacientes con cáncer. Para su manejo, se utilizan tanto analgésicos narcóticos como no narcóticos, que, combinados correctamente, son los agentes más eficaces para controlar el dolor asociado con esta enfermedad. Te explicamos las pautas que usamos en nuestra clinica dental de Barcelona de Propdental para el tratamiento odontológico en pacientes en tratamiento oncológico.
El tratamiento sigue un enfoque escalonado que ajusta el tipo y la dosis de fármacos según la intensidad del dolor y la respuesta del paciente.
En el primer nivel del tratamiento, se utilizan analgésicos no narcóticos como el ácido acetilsalicílico (aspirina), paracetamol o AINEs (antiinflamatorios no esteroideos). Estos fármacos son efectivos en el manejo de dolores leves a moderados y pueden administrarse por vía oral. Además de sus propiedades analgésicas, algunos de estos medicamentos también tienen efectos antiinflamatorios, lo que resulta útil en la reducción de la inflamación asociada con el cáncer.
Si el dolor persiste o aumenta, se recomienda el uso de opioides débiles como la codeína o el tramadol. Estos se combinan con analgésicos no narcóticos para mejorar el control del dolor sin recurrir inmediatamente a opioides fuertes. Las combinaciones más comunes incluyen paracetamol con codeína o ácido acetilsalicílico con codeína.
Cuando el dolor se vuelve más intenso, se deben usar opioides fuertes, como la morfina, en combinación con AINEs. La morfina es uno de los opioides más utilizados en el tratamiento del dolor neoplásico debido a su eficacia, aunque su administración debe ser cuidadosamente controlada debido a sus posibles efectos secundarios, como la depresión respiratoria y la sedación.
El dolor crónico neoplásico es tratado principalmente con opioides, que son la opción de tratamiento más efectiva para aliviar el dolor asociado con el cáncer. Los opioides orales deben ser administrados por personal médico capacitado para evitar complicaciones y ajustar las dosis según las necesidades del paciente.
La morfina, administrada por vía oral o intramuscular, es un tratamiento de primera línea en pacientes con dolor oncológico. Los opioides como la buprenorfina también son útiles debido a su alta potencia, con un efecto analgésico superior al de la morfina. Sin embargo, la administración debe ser ajustada cuidadosamente para evitar efectos secundarios, como náuseas, estreñimiento y sedación.
Los fármacos coanalgésicos o coadyuvantes juegan un papel importante en el manejo del dolor oncológico. Estos incluyen antidepresivos y anticonvulsivos, que ayudan a mejorar el control del dolor y a tratar los aspectos emocionales y neurológicos del dolor crónico. La carbamacepina y la amitriptilina son dos de los más comunes, especialmente en el dolor neuropático relacionado con el cáncer.
Uno de los aspectos clave del tratamiento del dolor oncológico es el ajuste de la dosis en función de la tolerancia del paciente. A medida que la enfermedad progresa, muchos pacientes desarrollan tolerancia a los analgésicos, lo que requiere un ajuste frecuente de la dosis y, en algunos casos, el cambio de la vía de administración. Es importante comenzar con medicamentos menos potentes para retrasar la aparición de la tolerancia, especialmente en pacientes con una larga expectativa de vida.
Aunque los opioides y otros analgésicos son efectivos, su uso a largo plazo puede generar efectos secundarios como estreñimiento, náuseas, depresión respiratoria y sedación. Es fundamental manejar estos efectos con medicamentos adicionales, como laxantes para el estreñimiento y antieméticos para las náuseas. Además, la vigilancia continua es crucial para evitar la sobredosis y la dependencia.
El tratamiento del dolor en pacientes con cáncer requiere un enfoque multifacético que combine analgésicos no narcóticos, opioides y fármacos coadyuvantes. Este enfoque escalonado permite ajustar el tratamiento según la intensidad del dolor y las necesidades individuales de cada paciente, mejorando la calidad de vida y el bienestar general.
Autor del texto: Dr Dario Vieira Pereira
Licenciado en odontología. Se ha especializado con el Máster en Cirugía e implantología por la Universidad de Barcelona, y completó su formación con el Diploma de Estudios Avanzados en la Facultad de Odontología de la misma Universidad. Licenciado en Odontologia 1996-2001 Master de cirugía bucal e implantología bucofacial, Facultad de odontología, Universidad de Barcelona 2001-2004 Diploma de estudios avanzados del Doctorado con clasificación de excelente 2006.